Re-pensar la astrología.
No se cuanta astrología sabes, así que empecemos por el principio, la casa VIII, dicen los manuales que es la muerte.
Y el dinero de la pareja, y Hacienda.
Total, que así muy resumido, siempre les explico a mis alumnas que en realidad usamos la casa VIII mucho a lo largo de la vida [cada año al presentar la declaración de Hacienda y las que somos autónomas cada trimestre ^_^]
Pero ¿Y si te digo que en algunos textos antiguos para hablar de la muerte ni siquiera hablan de la casa VIII? o cuanto menos, pasan por ella de puntillas.
Con esto lo que quiero decir es que hay mucho que revisar con respecto a la astrología que hemos practicado a lo largo de años. Y al mismo tiempo no prentendo decir que todo esté mal, no, no es eso. Solo que creo que se ha vuelto todo muy «o blanco o negro».
O conmigo o contra mi.
O votas azul o votas rojo y por tanto eres amiga o enemiga.
Y cuando lees textos de astrologia medieval, Ibn Erza o Bonatti, por ejemplo, te das cuenta de que había ciertos temas, como la muerte, que no eran exclusivos de una casa.
Se usaba una combinación de factores, y por supuesto nunca era una receta fácil.
Lo mismo que cuando te apuntas a mi newsletter te regalo el mini-curso de astrologia y te explico que no eres un sólo signo, que hay 3 que son fundamentales, Ascendente, Regente del Ascendente y Luna.
Eso mismo, funciona para todos los grandes eventos de la vida, entre los que está la muerte.
Así que nadie se muere por un tránsito de un planeta [sea el que sea]
Esto te lo aseguro.
Consuelo, pero yo conozco a una persona que….
Ya te digo yo que no fue por eso, que puede que ese tránsito, ese planeta pasando por un punto concreto colaborara, no digo que no, pero no fue lo que supuso el paso al otro lado.
Así que hay que mirar siempre la carta como un ente vivo, que tiene varios puntos neuralgicos que colaboran para que no sea tan fácil que las cosas vayan mal.
Tenemos más suerte de la que creemos.
Un ascendente, que nos arraiga a la Tierra.
Una Luna, que nos protege.
Un Parte Fortuna, que colabora para que la energía conecte con nosotras.
Un Sol, que a veces es esquivo, pero está y da luz.
En fin, que la oscuridad, casa VIII, es eso, una casa sin luz, en la que a veces caemos, pero que no significa la muerte, en líneas generales, sino un ratito de desconexión. Una caída. A veces, algo de tristeza, pero ya.